Cualquier tipo de mensaje dado puede tener diversos propósitos Algunos es posible que sean altamente consumatorios y otros esencialmente instrumentales, y por ello tanto para la fuente como para el receptor. La intención de una obra de teatro puede ser la de querer producir en el público la respuesta "me gustó", y, al mismo tiempo, tener por objeto tratar la de modificar la futura conducta de los espectadores con respecto a temas sociales o políticos
Berlo establece que la intención del hombre es comunicar para influir intencionalmente a los demás. Es esta intención la que busca producir respuestas específicas. Para ello es necesario utilizar un mensaje apropiado que exprese su propósito. Si éste conoce su propósito, será capaz de lograr una comunicación eficiente y efectiva
Es importante recordar que aun cuando exista un propósito, Berlo reconoce que el proceso de influenciar o afectar al receptor falla, y lo atribuye a dos razones principales: el desconocimiento del propósito o la costumbre de comunicarse y a la interpretación errónea de la respuesta que se pretende provocar. Berlo segrega a los receptores en dos grupos:
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